Ajedrez Individual

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Yo vengo de una época preinternet, sin móviles ni portátiles, la información llegaba lenta, escueta y censurada. Aún así poco tiempo pasó entre que, gracias a mi padre conocí el juego de los reyes en aquel entrañable ajedrez de piedra verde y blanca y escuchar sobre la leyenda de Kasparov o Gasparov (Las cosas en mis tiempos funcionaban así) un tremendo ruso, titán imbatible de hosco carácter y amante de la lucha (Ajedrecística y en otro tiempo de la olímpica).

La leyenda de Garry fue creciendo a la par de mi pasión por el ajedrez, sus épicas batallas contra los ordenadores lo hacían ver como un John Henry batiéndose en duelo contra la máquina, sólo que él no perdería nunca con ninguna, o eso pensaba yo. En el año 1997 la noticia de su duelo contra Deep Blue recorrió el mundo, nunca olvidaré que la primer búsqueda que yo realicé en la internet fue: Kasparov, ante mis ojos apareció la noticia: mi ídolo había perdido, mi espina dorsal se volvió de hielo, en mi pecho se había hecho un vacío, mis ojos se humedecían...el John Henry nacido en Bakú había caído derrotado pero esto no era sólo folklore, esta era una herida real para la humanidad, que por fin había cedido el último sitio ante la superioridad de las máquinas.

Tras este encuentro Kasparov siguió creando su legado, batiendo récord tras récord, llegando hasta un elo histórico de 2851 de manera que ni perder el cetro mundial a manos de Vladimir Krámnik pudo frenarlo y continuó ganando supertorneo tras supertorneo, su afán era demostrar que seguía siendo el mejor sobre el planeta, sin importar si jugaba contra la élite o a veces ¡Equipos olímpicos en simultáneas!

Ajedrez se convirtió en sinónimo de Kasparov, a tal grado creo yo que un poquito de mi pasión por el ajedrez se fué con su retiro en el 2005, Garry nos dejó mientras estaba aún en la cima de la lista de rating y tras ganar su noveno Linares. Ha hecho retornos intermitentes en los que me lleno de orgullo como demuestra que sigue siendo un grande tras 13 años de retiro y jugando con jóvenes a los que supera en casi una treintena de años, una muestra de lo que es un ajedrecista de los de antes, de los de la vieja escuela, no de los que brincan al módulo tras terminar su partida o cuando 5 minutos no han sido suficientes para resolver un ejercicio.

Kasparov para mí es sinónimo de grandes partidas, de carácter, de lucha, de esa valentía que solo tienen los saben que quieren ser los mejores, es un héroe, un mito, a tal grado que una de mis posesiones más preciadas es un tablero autografiado por él tras el último torneo que ganó siendo Campeón Mundial, pero los buenos momentos que he pasado apreciando su genialidad o cuando presumo a mis alumnos hichando el pecho que yo viví la época de Kasparov, ese es el mejor legado que me ha dejado.

Así que hoy 13 de abril, a tus 55 años ¡Felicidades y gracias por todo Garry!

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